Dicen que valoramos lo que queremos una vez que lo perdemos,
pero cuando salgo a mi terraza solo me dan ganas de agradecer, no sé
exactamente a quien, el poder apreciar con mis propios ojos la ciudad que tengo
delante.
No solo apreciamos lo que ya no tenemos, también nos damos cuenta
de lo que apreciamos cuando lo que tenemos enfrente es tan hermoso como antagónicamente
doloroso es perder algo que amamos.
Últimamente pasan ambas cosas, la tenemos y la vamos a perder.
Salamanca, voy a echarte mucho de menos. Comienzan las
despedidas…