Cuando una persona crece en la piel del conejo, sin plantearse qué se ve
desde la punta de los pelos, y su existencia es lo suficientemente
insignificante como para preocuparse de una frontera abstracta, construida únicamente
en las mentes de estrategas de la economía y el poder, es fácil que se crea
cualquier cuento, puesto que este estará contado con un denominador común, el
odio y el miedo por lo que no cuadra en su milímetro cuadrado de piel de
conejo, y esto es algo que siempre ha unido mucho.
Señoras y señores, no hace falta
imponer a los demás su forma de vida para estar orgullosa de ella.