martes, 4 de enero de 2011

Sociedad de muñecos




                El muñeco de plastilina tenía razón, “vivimos en un mundo cambiante y que se va desarrollando, donde nada es igual constantemente”, solía decir. Como el río aquel que miras dos veces y sigue siendo el mismo con distinto agua.  Qué pena que convirtieran en churro al muñeco de plastilina. Si no le hubieran moldeado la boca, podríamos haber aprendido más de él.
                El muñeco de corcho tenía razón, “cada día me encuentro con gente más superficial”, solía decir. No se daba cuenta de que si le pasaba eso era porque él también vivía en la superficie. Qué pena que se ahogara el muñeco de corcho. Si no se le hubiera llenado la boca de chorradas, podríamos haber aprendido más de él.
                El muñeco de papel tenía razón, “todo es efímero”, solía decir. Nunca tuvo planes a largo plazo y comenzó a consumir pegamento el día de los santos inocentes. Qué pena que las palabras que salían de su boca se las llevara el viento. Aunque su boca no se hubiera desdibujado, no hubiéramos podido aprender nada de él.
                 

                 Podrás ser del tipo de gente que quieras, progresista, conformista o autodestructivo, pero cada uno, con diferente finalidad, tendremos el mismo final. Es algo que en el fondo se sabe, no pasa nada.

4 comentarios:

  1. Las juventudes del.....

    No!! Está bien ya paro!
    Me gusta mucho, ya se echaban de menos tus posts

    Y otra cosilla, renueva el blog y quitame esas sardinillas anda! que parece que nos vas a hablar de comida de gatos! jajaj

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  2. Aun nos queda poder ser el muñeco de viento, siendo siendo un ente maleable flexible,sin forma pero con fuerza a rumbo. Creadores o destructivos, pero ante todo libres para poder llegar a donde queramos llegar.

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