martes, 26 de julio de 2011

Relatos liosos

Jonathan Meese, serie de collages y fotografía, Dr. Gomilk


El relato es casi todo ficción pero inevitablemente también refleja la realidad de una forma u otra, infiltrada entre las palabras, se le cuela al autor por la influencia que tiene su propia vida en él. Estas dos partes, fantasía y verdad, se mezclan, no están definidas, formando un complejo conglomerado que termina teniendo un único color. No se le pueden hacer preguntas ni se puede deducir nada certero de ello porque no sabrás que tanto de cierto tiene lo que lees ni que tanto de moldeado literario o decorado engañoso tiene.

Por eso hoy da igual que todo esto tenga sentido o no lo tenga; da igual que te guste, que me guste o que quieras parar de leer ahora mismo; que ande hacia delante pensando en lo que dejé atrás, que ande para atrás perdiéndome lo que me queda delante o que me quede parada viéndolas venir; que te vaya más un rollo duro, heavy incluso gore o seas más de algo modernete, irónico incluso chulesco; que encuentres aquí algo de luz, de inspiración, algo que te entretenga solamente o que te haga sentir mejor, algo que te lie y prefieras no volver a leer, algo que te haga cambiar la forma de ver las cosas o simplemente te parezca una mierda bien manoseada… o que no tenga nada que ver con lo que quieres… 

Últimamente da igual lo que se pretenda, que no se entienda un cagao lo que digo y que todo esto no quede nada claro porque la realidad hace tiempo que no lo está y el escrito siempre se adapta.



Da igual que todo sea un lío porque el lío es la realidad.




sábado, 16 de julio de 2011

PSEUDOPOEMA III: Sinrazón absurda.

Marcel Duchamp, "L.H.O.O.Q"

La definición de lo absurdo
se pierde por las calles familiares
intentando llegar a diferentes situaciones,
apartando las explicaciones más formales.

Es el gusto de lo incómodo,
la rareza de lo conocido.
Las verdades que duelen
siempre me han conmovido.

Y no conoces a todo el mundo
sólo por cómo te han hablado.
Si rascas un poco,
puedes acabar pringado.

Lo extraño que hace que te mueva
sin saber explicarlo,
es la razón de tu ruina
o el triunfo del milagro.

Cuando quieras deshacerte
de la culpa que hace daño,
piensa en lo que hiciste
antes de solucionarlo.

Quien ha de juzgar
ha debido de ser juzgado,
para formarse una ley que pueda
dar algún resultado.

¡Yo quiero explicaciones
Locura de pacotilla!
Siempre tienes que librarte
con argumentos sin salida.

Muchas cosas que no entiendo,
otras que nunca entendería.
Solo sé que yo sospecho
que todo es una gran mentira.

Que yo nada puedo explicaros
porque también ando perdida
de la mano de la incoherencia
por las calles de mi vida.

domingo, 12 de junio de 2011

A la altura

Virginia Maury, "Autopista en cuatro movimientos"


Si vienes mirando por encima del hombro, te imaginaré cagando, que siempre se tiene que agachar uno para eso.

Si te tiras a mis pies, te lanzaré una cuerda para que trepes hasta la ventana de mis ojos, que es el reflejo de lo que hay.

Si vienes de cara, me ahorrarás trabajo y nos podremos ir en un descanso a tomar algo mientras me cuentas en qué piensas sin tener que pensar.

¿Un cafelito?

jueves, 19 de mayo de 2011

PSEUDOPOEMA II: Golpes.


Late un corazón por cada golpe recibido.
Cicatrices de desengaños lleva en el pecho herido.
Hacen que el alma se pregunte y todo tenga aún más sentido.
Seguirá adelante no obstante, labrando su destino.

Corazón de esencia de fracasos sucesivos.
¿Dónde encontrarás la guarida de tu nido?
Carcelero de tu cárcel, dictador de tu exilio.
Vuelve de frente, sin temor, andante convencido.

En una mano el puñal, en la otra el cuchillo.
De la batalla de lo cierto nunca te has defendido.
Y es que jugaste al ataque, escudero cristalino.
Los golpes fueron todos al pecho dirigidos.

Late un corazón por cada golpe recibido.
Cada trampa, cada decepción, cada caída del camino.
La reanimación constante para no quedarse dormido.
Los golpes más fuertes te hacen sentir vivo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Relatillo 0: Morirse durmiendo

El bosco, fragmento de "El jardín de las delicias"


Cuando se termina el día y me acuesto para descansar, duermo tan profundamente que es como si muriera cada noche. Cuando sueño se me presenta el cielo espumoso para encontrarme de frente con el paraíso cercado por las vallas que terminan en las puertas celestiales donde San Pedro me espera para detenerme.

Cual portero de discoteca, lo imagino vestido de corbata negra, con el mentón hacia arriba, mirada por encima del hombro y con aire desdeñoso me dice que no cumplo los requisitos, porque no soy como ellos, por no cumplir las leyes terrenales como los mortales adiestrados para asentir ante cualquier orden o moda que se les imponga para que la sigan. Allí solo entraban los esclavos de la doctrina divina que te limita a decir lo que esperan, que se siente poderosa para decir lo que está bien y lo que está mal, que discrimina, evalúa a cada persona y la encasilla en un lugar casi siempre inferior para que no la superen y si la ley sagrada tiene que pisar porque alguien se subleva, pues no hay piedad y pisa. Todos bailaban demostrando lo mejor de sí mismos, desde seminaristas hasta canis, mirando alrededor y comparándose los unos con los otros, intentando adivinar quién será el que más diste de enseñarse como es llegando a parecer hasta de plástico.

Bastó que San Pedro me alzara en el aire y me arrojara al vacio para que entendiera que no era bienvenida en aquel lugar. Estuve cayendo al vacío durante muchísimo tiempo… tanto que me dio tiempo a levantarme de la cama, apagar el despertador y volver a meterme a dormir… hasta que me zambullí en el magma pegajoso que llenaba la grieta de la tierra en la que había caído. Como por instinto comencé a bucear hacia abajo con todas mis fuerzas, en aquel mar denso de sangre que se desprendía de todos los cadáveres que iban apareciendo a la vez que avanzaba. Se les notaba tranquilos, con sonrisa despreocupada, flotando en medio de esa gelatina, sin nada en lo que preocuparse. Uno me comentó que yo iba camino al infierno y que no me arrepentiría. Pues vale, majo, gracias. Me topé de repente con una megapompa de aire que no se rompió cuando la atravesé para entrar y unirme a bailar, reír, cantar o lo que sea que estuvieran haciendo, o lo que sea que me diese la gana de hacer. En esta discoteca no había portero porque todo el mundo estaba invitado, nadie seguía un patrón de comportamiento y a todo el mundo le parecía bien lo que hicieras o dejaras de hacer, incluso las faltas de respeto daban igual porque la gente se las pasaba por el forro de sus chubasqueros de colores con una risa verdadera.


 Te sentías a gusto porque eras libre y sin límites ni fronteras, por eso la gente era mucho más imaginativa, todos eran filósofos, y se proponían ideas y abstracciones tan fuera de la realidad que podían materializarlas en el aire y alimentarse de ellas. En aquella pompa-infierno, se trataban como se tratarían a sí mismos, no había malentendidos porque todo el mundo hablaba diciendo lo que quería decir, sin más.
No volví a despertar como en los cuentos malos donde todo termina como si hubiera sido un sueño. Yo sigo viviendo en ese lugar.

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